Teruel se ha confirmado en los últimos años como una zona muy rica en yacimientos paleontológicos. Por ahora el más importante es el de Barrihonda-El Humero, en Riodeva, donde han ido apareciendo los restos del dinosaurio más grande de Europa, el Turiasaurus riodevensis. A este herbívoro le estiman un peso de 40 toneladas, una longitud de 30 metros y una edad de 130-140 millones de años.
Tras la excavación que finalizó en agosto de 2007, el equipo de paleontólogos que dirige Luis Alcalá acaba de presentar sus últimos descubrimientos: varios huesos de la cadera del dinosaurio gigante (dos pelvis y dos íleos), y el pie izquierdo, incluyendo una uña de 10 centímetros, que encontraron de forma inesperada bajo los otros huesos.
Marcas de mordiscos en el ilion de Turiasaurus. | FCPT-Dinópolis Todas las piezas estaban en dos bloques de 3 y 3,5 toneladas cada uno. Estos fósiles suponen un diez por ciento del esqueleto, que añadido a lo que ya se había encontrado en excavaciones anteriores, forman el 45 por ciento de la osamenta del dinosaurio.
Además, han hallado algo que puede cambiar el curso de la investigación: varias marcas de mordiscos en la cadera. Teniendo en cuenta que esta parte del animal estaría rodeada de músculo y grasa, y que la dentellada consiguió perforar el hueso, el carnívoro responsable debía de tener una gran fuerza en la mandíbula y también un gran tamaño para atreverse con un animal de estas dimensiones.
Un inmenso depredador"No sabemos si murió por haber sido atacado o si el ataque se produjo tras la muerte", ha comentado el experto. Y ha añadido: "Ahora hay que reconstruir cómo vivía, averiguar qué carnívoro le atacó, y qué pasó". Si bien para esto último ya tienen una hipótesis: podría tratarse de un carnosaurio de la familia Allosauridae, un depredador de grandes dimensiones que al parecer cohabitaba en la misma zona, pues se encontró un diente de un ejemplar de este tipo en un yacimiento próximo al de Riodeva.
Vista general de las dos carcasas con huesos fósiles en el laboratorio de paleontología de Dinópolis. | FCPT-Dinópolis Y es que Teruel no sólo existe sino que demuestra que ha tenido mucha vida desde hace muchos años. En esta provincia también se han encontrado restos de cocodrilos, tortugas, invertebrados, plantas, y hasta fósiles marinos. Esto se debe a que en el Cretácico era una zona de marismas próximas al mar, con mucha vegetación y de clima tropical.
Desde el 23 de mayo de 2003 en que se encontró el primer hueso del dinosaurio gigante de Riodeva, este equipo no ha dejado de trabajar, alternando las temporadas de excavación con otras para la limpieza y clasificación de los restos en las instalaciones de Dinópolis.
"El trabajo de laboratorio es lento y laborioso. Los restos son muy frágiles y la mayoría tienen fracturas", ha dicho Alcalá. Y ha puntualizado, "se necesita un mes para extraer cada pieza en el campo, y seis meses para su tratamiento en el laboratorio".
Alumnos de la Escuela Taller de Restauración Paleontológica junto al pubis de Turiasaurus. | FCPT-Dinópolis En el proyecto han participado tres expertos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel, y nueve alumnos de la Escuela Taller de Restauración Paleontológica del Gobierno de Aragón.
Poco a poco van extrayendo de la tierra a este gigante prehistórico. "Tenemos la intención de reconstruir a tamaño natural el Turiasaurus, pero por ahora nos falta información, sobre todo de la cola. Sólo tenemos dos vértebras", ha explicado el paleontólogo.
Así, con la presentación de estos fósiles termina un ciclo. La próxima semana vuelven a la acción para buscar el resto del esqueleto del dinosaurio. La zona, ya delimitada, es una explanada de 300 metros cuadrados.