Identifican tres nuevas especies de crustáceos en el ámbar fósil de Álava

Hace unos 115 millones de años, existían a unos 25 kilómetros de la actual Vitoria unos pequeños crustáceos acuáticos. El ámbar fosil de la localidad de Peñacerrada, en la sierra de Cantabria, ha preservado tres especímenes del Cretácico Inferior que acaban de ser identificados por los científicos Ronald Vonk -Museo Zoológico, Universidad de Amsterdam- y Frederick R. Schram -Museo Burke, Universidad de Washington-, que han hecho oficiales los hallazgos al publicarlos en la revista americana 'Journal of Paleontology'.

«Son los máximos especialistas en este grupo a nivel mundial», señaló el director del Museo de Ciencias Naturales de Álava, Jesús Alonso, que desde hace años coordina las investigaciones en torno al yacimiento. Alonso matizó que «lo verdaderamente singular es que tan sólo había registradas 11 especies fósiles de tanaidáceos y ahora ya son 14. Son como pequeñas gambitas con pinzas, de poco más de un milímetro», describió el investigador, que contrastó estas cantidades con los cerca de 900 crustáceos de este grupo que viven actualmente.

Hace unos cuatro años, el equipo del museo alavés remitió unas muestras de ámbar a los dos expertos, que las habían solicitado para su estudio. Ahora, ese trabajo se ha traducido en el hallazgo de toda una familia zoológica a la que se han aplicado «denominaciones taxonómicas relacionadas con el lugar del descubrimiento», apuntó Alonso, que citó como ejemplo el término genérico 'Alavatanaidae' para los tres crustáceos. La terna está formada por el 'Proleptochelia tenuissima', el 'Alavatanais carabe' y el 'Proleptochelia euskadiensis', referencias geográficas que según el científico alavés suelen aplicarse a especímenes de una cierta singularidad.

Pero el hallazgo no sólo supone la incorporación a la taxonomía de unos crustáceos prehistóricos. Jesús Alonso explicó que actualmente los tanaidáceos viven, en su mayoría, en profundidades abisales «y muy pocos en aguas litorales o sublitorales». Por este motivo, se cuestionó «qué hacían estos crustáceos atrapados en ámbar» que procede de árboles continentales, como eran las araucarias cretácicas.

En este caso, Alonso apuntó «una importante subida del nivel del mar, que inunda el bosque». Este aumento de la salinidad podría ser el motivo de que estas plantas comenzaran a segregar la resina en un período específico, lo que puede suponer un avance a la hora de conocer el mecanismo que ha dado lugar a los yacimentos de ámbar, «que siempre corresponden a épocas muy concretas».

En cualquier caso, el responsable del museo alavés prevé «una lluvia de resultados constantes durante los próximos años», ya que numerosos equipos internacionales trabajan hoy con muestras del ámbar de Peñacerrada.