Manolo Administrador
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| Tema: Bilbao descubre sus fósiles Jue Mayo 08, 2008 11:21 pm | |
| Bilbao descubre sus fósiles Profesores de la UPV recorren la Gran Vía con EL CORREO para 'leer' el pasado de la ciudad a través de las piedras en el Día de la Tierra Al margen de chicles y demás pegotes, las aceras de Bilbao ponen a nuestros pies una ventana hacia la Prehistoria que nos permite descubrir cómo era la Tierra cuando los dinosaurios aún la dominaban. Dejando a un lado la archiconocida 'baldosa de Bilbao', las piedras naturales que cubren muchas calles de la villa y visten edificios emblemáticos nos trasportan cientos de millones de años atrás, cuando Bilbao era un mar tropical que rompía contra esos arrecifes que ahora llamamos Pagasarri. Entonces, millones de peces, moluscos y corales convivían entre las aguas. Después murieron, el tiempo los arrastró, los enterró, se convirtieron en rocas y, ya en nuestro tiempo, los canteros sacan a la luz ese universo cada vez que extraen las láminas de piedra que visten la ciudad.
Cada día pisamos sin saberlo millones de fósiles de gran valor geológico y varios profesores de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV se han propuesto que los signos prehistóricos que nos rodean no pasen inadvertidos. Aprovecharán que hoy se conmemora en todo el mundo el Día de la Tierra, una efeméride que se remonta a 1969, cuando una manifestación en EE UU reivindicó por primera vez la conciencia ecológica. Varios profesores en Geología realizarán a lo largo de la mañana un recorrido por la Gran Vía, desde el Arriaga a la plaza Moyua, para abrir los ojos de los profanos a ese pedazo de la Historia que nos muestran las rocas ornamentales. Sobre todo, hablan de cómo era Vizcaya, Guipúzcoa, Navarra y Levante, las cuatro zonas de cuyas canteras se nutrieron fundamentalmente los arquitectos que han modelado Bilbao.
El teatro Arriaga es un buen ejemplo de lo que podemos descubrir. A este edificio tricolor, el rojo del zócalo se lo da la caliza vizcaína de Ereño -tan extendida en la villa que su tonalidad llegó a conocerse como 'rojo bilbao'-, el beige de la parte central del teatro es el de la piedra arenisca propia de la zona de Algorta -que también viste el Ayuntamiento, la Universidad de Deusto, el Palacio Foral...- y, por fin, la zona más alta del Arriaga se levanta sobre una roca blanca «de cuya procedencia existen dudas. Puede ser de Burgos o quizá francesa, porque muchas iglesias de Iparralde tienen esa misma roca», explicó Xabier Murelaga, profesor de Geología de la UPV. Sin embargo, esas piedra esconden mucho más: un paisaje marino lleno de corales, caracoles y rudistas -moluscos bivalvos-, y cada una de las betas blancas que destacan sobre la losa rojiza es un fósil de una de estas especies. «Los que hacen pintadas no saben lo que llegan a ocultar con el spray», lamenta Murelaga. La piedra que pisamos en todas las entradas al teatro son un auténtico festival de formas circulares donde los expertos ven claramente colonias de rudistas de las aguas tranquilas que cubrían la localidad vizcaína de Ereño en el Cretáceo. «Es un molusco que surgió hace 180 millones de años y que duró hasta hace 65 millones, y en los montes del País Vasco son muy abundantes», apuntó Murelaga. Algunas de las losas dibujan paisajes menos calmados. «Podemos ver moluscos de aguas tranquilas junto a corales propios de aguas bravas. Eso significa que hubo una tormenta que arrastró a las especies».
Radiografía de especies
La caliza de Ereño es la culpable de casi todas las superficies rojizas de los edificios bilbaínos. Al punto de que la cantera terminó por agotarse en los 80, de modo que cualquier reforma implica buscar un buen sustituto con una estética similar. Así lo han hecho en el Arriaga para reemplazar losetas dañadas. «Utilizan calizas de las canteras navarras de Urdax, también de origen marino pero más modernas, del Cretáceo Medio. Su ecosistema era similar al vizcaíno, así que los cortes de los canteros muestran la misma radiografía de especies.
El Ayuntamiento, el edificio de Metro Bilbao, el del Banco Bilbao y grandes tramos de acera de la Gran Vía y, especialmente, la plaza Moyua se recubren de estos vestigios prehistóricos, aunque entre ellos también abunda la caliza blanquecina procedente de Levante, principalmente de Murcia, con sus propias especies. «Allí había aguas más profundas donde nadaban ammonites, unos cefalópodos con un caparazón en espiral, que se extinguieron a la vez que los dinosaurios», describe Murelaga.
El profesor plantea un reto: encontrar un fósil único entre las losetas de la plaza Moyua en el que se distingue una concha y, dentro de ella, un caracol que no logró encontrar la salida. De todos modos, la joya de la Gran Vía es el palacio Chávarri con su caprichosa mezcla de roca rosa de Ereño, verde de basalto volcánico y marrón de la arenisca de Algorta. Mugeraga y su equipo se han propuesto que veamos más allá de las piedras y, junto a los recorridos de hoy, intentan poner en marcha un proyecto divulgativo en las paredes del centro comercial Zubiarte, «un auténtico museo de fósiles». Fuente: http://www.elcorreodigital.com | |
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